4/07/2008

JUNO

Lo mejor que tiene el film “Juno” de Jason Reitman, primero, es que trata el tema del embarazo desde la óptima juvenil y sin dramatismos; lo segundo, que esta cinta independiente vuelve a asestar un golpe certero a las megas producciones de la industria del cine.
Juno es el nombre griego de la diosa madre e inflexible de la mitología griega. Las mismas características que posee esta joven de 16 años quien, de repente, se da cuenta que tiene un embarazo de casi tres meses. El pronosticón es un método infalible, si se prueba por tercera o cuarta vez.
De ahí el miedo, la búsqueda de la amiga que la ayuda a dar el paso, y las conversaciones con su pololo que queda tan pasmado como ella. Entonces decide abortar en una nación donde hay clínicas especializadas para ello. No sé cómo este film sobrevoló sobre las decimonónicas argucias de nuestros opus pero, tranquilos, porque ella se decide por la adopción.
Los padres de Juno están de acuerdo en ello y qué alturas de mira se nota en esta familia donde no faltarían los gritos. No obstante acá no deja de trasuntar a cada instante ese olor a frutilla de una goma de borrar, con el tema popero de fondo “Pop goes the word”. Tal vez la escena más fuerte sea aquella en donde entra a la escuela con una panza de ocho meses abriéndose paso entre las atónitas caras de los demás.
Si bien el film flaquea en esa manía de convertirse en un manual de palos para una clase de Educación Sexual, lo que la salva de esta condición es lo que ocurre con la pareja infértil que decide hacerse cargo de la criatura que está por nacer. Él, un personaje inmaduro para quien es más importante convertirse en una estrella de rock pasado los cuarenta años, que ser padre.
Juno es una niña fuerte, simpática, irónica e inteligente. Es por ello que este film se vuelve un objeto coleccionable en cualquier videoteca y una oportunidad para que la familia se siente a comentarla porque no sólo habla del valor a la vida, sino que además de las relaciones de pareja puesto que, como se muestra, pareciera ser un trámite sin mayor sustancia en la era del internet.
¿Qué pasa cuando este manido amor ya no está sustentado por el sexo, ni la belleza física, ni el dinero, incluso, no basta siquiera un hijo o hija para mantenerlo a salvo? Fíjese en la escena final y la letra de la canción traducida completamente en los últimos segundos; quizá ello despierte en alguien alguna respuesta concreta.

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