1/28/2005

Grandeza y desconcierto

Alejandro Magno fue un emperador griego que en el siglo IV antes de Cristo sus dominios llegaron a las puertas de China e India. Para algunos este argumento sirvió a Oliver Stone para realizar su más reciente film, Alexander, parodiando los deseos imperialistas del actual presidente de Estados Unidos en desmedro de la calidad artística de su obra.
Dejando de lado los motivos del director, lo cierto es que las tres horas de proyección resultan bastante agotadoras. Quienes esperaban una visión particular de las pugnas de poder, tal como hizo Stone en JFK o El Expreso de Medianoche, constatarán que el film centra su atención en aspectos de la vida íntima de un personaje desprovisto de toda credibilidad.
Hay pinceladas de los programas educativos que realizó Magno en sus conquistas de Asia, pero la película se interesa más en mostrar a la madre del joven rey, Olimpia (Angelina Jolie), como una mujer fatal sempiternamente joven, dominante y manipuladora que rige a distancia la carrera de su hijo pansexual, explotando este aspecto como si el director estuviera oyendo de cerca los consejos de Freud en medio del rodaje.
Los discursos, carentes de sustancia, resultan largos y aburridos, tal vez lo más llamativo se encuentre en la utilización de escribanos como verdaderas máquinas de escribir. Pero estos detalles interesantes pierden total seriedad al mostrarnos a un ejército de combatientes enfrentándose en medio de la selva asiática a una tropa de....monos !! Cómo es posible que el discípulo de Aristóteles no distinguiera las diferencias que hay entre un hombre y un primate gritón en la copa de un árbol.
Esperaba que en la batalla contra los indios los griegos confundieran los elefantes con tanques, lo que hubiera transformado esta realización épica en una verdadera comedia. Por suerte esto no ocurrió. Sin embargo, despunta en todo momento la banda sonora de Vangelis que sirvió de analgésico en las arengas simplonas del héroe y sin la cual los discursos hubieran dejado a más de alguien roncando en la butaca.Lo que un comienzo sirvió para esbozar una obra sustanciosa en los recovecos de la ambición (Stone es especialista en el tema) se va diluyendo en la figuración de un personaje torpe y libidinoso, aspectos que destacan por sobre las dotes particulares de un estratega ejemplar. Parece que las batallas fueron ganadas por el azar y el poder divino que planeaba desde los cielos en un águila olímpica de la batalla de Guagamela y que, en lejos, fue lo mejor de todo lo mostrado.

1/21/2005

Apocalipsis en la imaginación

Los seguidores de Mila Jovovich, desde que la vieran en El Cuarto Elemento, se llevarán una ingrata sorpresa al apreciarla en Resident Evil: Apocalipsis, el último descalabro de Paul WS Anderson. Mucha belleza de la actriz ucraniana y adrenalina de alto nivel que dieron como resultado este verdadero atentado a la inteligencia humana.
Algo tiene que ver con la secuelas de las primeras versiones de Alien, del ochentero video clip Thriller y un aire enrarecido de la novela La Peste, del escritor checo Franz Kafka, si consideramos que la película se sitúa en Ciudad Raccoon, con muertos vivientes que con una mordida traspasan un letal virus amenazando con convertir en zombies a toda la ciudad.
Es la segunda parte de una trama que conjuga la labor nefasta de un grupo de científicos de Corporación Umbrella, cuyo experimento se les escapa de las manos y es la bella Jovovic (inmunizada con este mal) la profeta de toda la cinta. En esta versión tendrá como objetivo salvar la vida de una niña, como prerrequisito para salvar su propia vida. Las órdenes vienen del padre de la menor, un verdadero Dios que controla por medio de una computadora cada rincón de la ciudad.
Nos encontramos con una ciudad policíaca y con ciudadanos que viven una constante amenaza de los monstruos, la policía y el Ejército. Tal vez la cinta cumpla la suerte de catarsis para algunos norteamericanos acostumbrados a los juegos de video de alta definición.
Desde un comienzo Anderson demuestra una incapacidad para hilvanar la historia a un ritmo armonioso: el comienzo sólo es un recuento de la primera parte para situar al espectador en el contexto general. Muchos datos en tan poco tiempo para dejarnos cerrar los ojos y embotar los oídos con las balaceras que duran hasta el final.
El ritmo deficiente se suma el hecho de encontrar episodios tan inexplicables como, por ejemplo, cuando la Jovovic aparece de la nada en una moto surcando los aires tras cruzar los ventanales de una iglesia. ¿Cómo supo que adentro se encontraban un grupo de personas en peligro?, o cómo es posible que una periodista, cuya vida se ve seriamente amenazada, sea incapaz de gatillar una simple pistola o en cómo lograron revivir los despojos de la heroína de turno.Una película que no merece mayor lectura de la que vemos a diario en un juego de videos, tal como sacaron la idea de la combativa Tomb Raider. Los menos sacarán otras conclusiones al apreciar a una Jovovich algo más huesuda e indestructible. Pero esa es otra de las tantas nebulosas que nos deja este film.

1/14/2005

Una especial familia

Que el estereotipo “hombre de familia” se represente con una abultada barriga en el vientre, papada y cuantiosas cuentas que pagar, es un hecho que a más de alguien sobrepasada la treintena lo ha sorprendido en plena calle al encontrarse con un antiguo compañero de curso. Es en ese momento en que uno se pregunta qué pasó con aquellos ideales que en alguna oportunidad se amasó en un paseo juvenil.
En estos tiempos donde ya no existen los veinteañeros troyanos a la conquista de la historia de la humanidad, la televisión y la comodidad ilusoria de un hogar han apolillado los viejos estandartes. Fue esa misma insatisfacción la que rescató, primero, el director inglés Sam Mendes en Belleza Americana y que Brad Bird, el mismo creador de Los Simpsons, retoma con más gracia y ritmo en una de las mejores películas del año: Los Increíbles.
Bob Parr es un héroe que se ve obligado a abandonar su rutinaria labor de hacer justicia, ya que ésta misma comienza a acosarlo con demandas en los tribunales y que, curioso, son interpuestas por quienes no querían ser salvados. Junto a Elastic Girl, otra heroína en retirada, Bob conforma un grupo familiar con hijos cuyos poderes son coartados para vivir en un mundo de falsas apariencias. Las deudas y las coyunturales discusiones de familia son abruptamente interrumpidos en el momento en que Bob acepta vestir su antiguo traje de superhéroe al aceptar una nueva misión.
El género de las películas de espías se conjuga magistralmente con dosis de humor, ironía, diálogos ingeniosos y sano romanticismo en un film que por su naturaleza tiende a la aventura y la gracia infantil, pero que gusta de igual forma al segmento de los más adultos. Retoma lo que esboza el remate de Belleza Americana y sitúa en un nuevo pedestal el valor familiar, en una época de acelerados cambios valóricos.
Los personajes están hechos con la técnica de la infografía de animación tridimensional, a fin de moldear acertadas interpretaciones secundarias como la de Edna Moda, con una caracterización bastante parecida a la de la actriz Linda Hunt. Lo mismo que Syndrome, antiguo obseso admirador de Bob que usará todo su ingenio para crear poderosas tecnologías que permitan exterminar a todos los héroes del país.Lo interesante de este film radica en el respeto de las libertades individuales y la renovación de los ideales del clan familiar, aunque deban renegar de la estabilidad aparente que les ofrezca la comodidad urbana. Atinado estreno en un diciembre navideño que costará superar en las próximas realizaciones digitales.