5/10/2007

La vida es sueño

El director de cine Kim Ki Duk debió pensarlo detenidamente, con esa paciencia propia de los orientales, antes de filmar “Hierro-3”. De seguro, pensaba en cómo mezclar el suspense y el dramatismo, sin caer en los convecionalismos de siempre. La tarea sería más ardua aún, si consideramos que los principales protagonistas casi no hablan.
Ya antes el cine de la animación nos había deleitado con las aventuras de tres hermanas cantantes en decadencia en “Las trillizas de Belleville”, donde las palabras sobraban y el cine se legitimaba por la materia prima de las imágenes. Pero, la singularidad de “Hierro 3” es que utiliza el suspense para abordar la temática de la soledad en una sociedad absurda, travestida por el valor de la propiedad privada, que se transforma en un juego para el protagonista.
Un estudiante universitario se dedica a entrar en las casas desocupadas a fin de dormir, lavar su ropa y ducharse. No es un ladrón, sino un loco suelto jugando a ser un fantasma. Hasta que entra en una casona donde una mujer lo observa con curiosidad, creyéndose solo. Ella es víctima de violencia intrafamiliar que aprenderá, por este extraño personaje, a mirar la vida con más libertad.
Suerte de “Bonnie and Clyde” orientales, los jóvenes ven pasar los días desde las habitaciones desocupadas, mientras los dueños trabajan o están de vacaciones. Hasta que son sorprendidos por la policía en un hecho confuso y él es encarcelado para que, a partir de ahí, el director retome el comic y el humor. Ellos no hablan, dando la impresión que afuera corre el río vertiginoso de la vida y que en ese círculo de amor se imprimió un retrato poético, que es la especialidad de cine oriental.
Este fantasma redime, por un lado, las fuerzas telúricas del afecto dos seres marcados por la agresión de los convencionalismos. Asimismo, va develando el fraude que viven a diario un matrimonio infiel; otro, en casa de un anciano fallecido sin que nadie escuchara sus ruegos; en otro, la mortaja falsa de un joven artista preocupado de vivir sin compromisos y en otra, una pagoda hermosa con una pareja que parece vivir sobre las nubes. No todo puede ser imperfecto.
El equilibrio entre el ying y el yang. Un film que es una respuesta poética a los sinsentidos de la vida moderna.

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