10/15/2004

El lado oscuro de la risa

El que una película comience con una escena de amor, no es novedad. El que sepamos que es un acto de infidelidad con la novia del amigo, ya es un asunto interesante. Pero que terminemos por ver una situación de intercambio de parejas mientras todos hablan de lo importante del compromiso, ya es bastante.
De eso trata el film “El otro lado de la cama” del director español Emilio Martínez donde, para evitar una postura clara frente a la conducta egoísta del infiel, opta por utilizar la risa y el canto con demasiada liviandad. Es como cuando al pasar del umbral de la puerta hacia la calle nos tropezamos con alguien que pasaba, porque creemos que la calle nos pertenece y los demás están para cedernos el espacio. Este film no alcanza a mirar un poco más acá de la puerta antes de salir, para mirar alrededor y evitar accidentes.
Convirtiéndose en una de las películas más taquilleras del verano ibérico, es difícil distinguir el punto de vista que quiso adoptar el director en un tema tan complicado como el quiebre de pareja y la traición. Hay pinceladas de buen drama cayendo en frases clichés y con un final totalmente inverosímil. ¿Qué haría usted si supiera que su mejor amigo se acuesta con su pareja?
El drama logra una mayor hilaridad con el aporte del humor encarnado en personajes como la rubia parlanchina que se vale de un discurso sacado de un jugador de fútbol para revolcarse en “cantinfleadas”. O el investigador privado quien asegura que Marilyn Monroe fue amante de Franco y que vive en un lugar apartado de España. Este poco aprovechado personaje, después de acabar con el trabajo que le encomienda Pedro (Guillermo Toledo), desaparece hasta verlo en los créditos finales.
El cine español tiende a destacar aspectos de la vida cotidiana en el llamado “cine social”. Al abordar esta misma temática con recursos propios del cine norteamericano, como la inclusión de canciones, no hay que perder de vista el conjunto de la historia para otorgar al canto la importancia que merece en los diálogos y en el contexto general. En Moulin Rouge si sacamos una canción, el sentido cojea. Acá daría lo mismo incluirla o no.Al final todo se vuelve un entramado confuso, donde la crítica al engaño, la promiscuidad, el machismo y la homofobia queda en la más absoluta superficialidad. En tiempos donde la filosofía y la sicología no alcanzan a encontrar salidas a la pérdida de valores en el mundo, la risotada parece una mueca absurda. Con estos mismos ingredientes, pero tal vez en otras manos, hubiera quedado una mejor torta.

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