2/07/2008

Neovampirismo

Estamos en el 2012 y Nueva York está hecha una ciudad de estropajos. En ella sólo parece existir un solo hombre que se divierte conversando con los maniquís de las tiendas, haciendo como que arrienda películas y, asimismo, enfrascándose en su laboratorio para encontrar cura a un extraño mal.
Fue un extraño virus que comenzó a diezmar a la población convirtiéndolos en una extraña mezcla entre vampiros y zombies, pero extrañamente él creó un sistema inmune a la enfermedad. Cada día se pasea con su perra por las calles abandonadas pregonando por la radio si existe en las inmediaciones otro ser humano como él. Durante las noches duerme en su casa alejada del centro de la ciudad, fortificado y abrazado a su mascota oyendo los alaridos de los monstruos a lo lejos.
La primera factura del film es exquicito, con lo mejor del suspense de antaño. En la última tercera parte del film gira hacia la acción fantástica, a partir de la muerte de su perra convertida en una bestia del infierno. De repente aparece una sobreviviente más a ese mal que parece haberse empoderado de la tierra pero, y esta es la parte más débil de la actuación de Will Smith, casi no se sorprende, en una abierta actitud hostil y parca hacia la mujer y el hijo de ella.
Basada en la obra de Richard Matheson, Francis Lawrence llevó a la pantalla “Soy Leyenda”, una película que va envolviendo la atención al pasar los minutos con esa maestría que despierta la curiosidad y que sólo los buenos directores saben manejar. Sin embargo, fue imposible dejarse llevar por los mecanismos efectistas y simplones que aparecen casi al finalizar el film.
Con un personaje devastado en su soledad, que se revuelca en sus recuerdos de una época feliz con su esposa e hijo. Lo tenía todo para ser la nueva joya del mejor film del suspenso de los últimos años. Una clara demostración que los artilugios computacionales no son todo y que es necesario que las ideas y el tratamiento se impongan sobre estos efectos artificiales. Así fue al comienzo, pero la tentación fue demasiado fuerte.
El primer intento que el cine de ficción necesita un ajuste de cuentas con los medios que dispone para su realización. Una buena idea, con un actor cada vez más consolidado en su carrera y que, de seguro, habrá una secuela de más chupasangres del nuevo siglo (me refiero a los monstruos de la película) que mueren con balas comunes pero se suman por millones.

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