10/09/2007

Pasaje a la Libertad

“Pasaje a la India”, del director, David Lean, tal vez sea uno de los films más premiados en la década de los ’80 y hoy uno de los más injustificadamente olvidados. Basado en un libro del escritor británico Edward M. Forster, anunció con clarividencia hace más de un siglo lo que estaba por venir: la oleada independentista de los países sometidos a los reinados europeos.
Hasta ese momento, sólo era meritorio de interés todo aquello que venía de las culturas hegemónicas formadas bajo el bloque de las potencias, en especial, de los reinados expansionistas como Inglaterra. Sin embargo, tanto la novela como el film pudieron conservar el aliento de inconformidad que vivían los habitantes sometidos, sin derecho a voz, habituados a merecer un poco de atención como el amo al perro que ladra de vez en cuando.
“Pasaje a la India” cuenta la travesía que debe emprender una respetable ciudadana inglesa, con férreos contactos con la corona británica, hacia la India. Un país donde está su prometido, rodeado por un cerco prohibido de traspasar para los ciudadanos de la gran corona. Sin embargo, con el pasar de los días, la sensibilidad de mujer curiosa va develando un mundo que aprecia con estupor, como cuando se atreve a dar un paseo en bicicleta para encontrarse de sopetón con las esculturas sensuales del kamazutra habitadas por monos violentos.
Semejante temática es la que protagonizó Meryl Streep en “África mía” pero, menos sentimental que ésta, “Pasaje a la India” va cediendo terreno al motivo amoroso para encontrarse en las aguas turbulentas del juicio por violación contra uno de los indios que había demostrado un respeto casi reverencial por los invitados de turno. Eso, en apariencia. “El imperio del sol”, de Steven Spielberg, retoma los episodios justo donde termina “Pasaje a la India”, con el niño inglés abofeteado por su propia criada coreana cuando la revolución de los subordinados era inminente.En Chile no es posible imaginar la condición de país sumido por los dictámenes culturales de una potencia extranjera. La India sólo se independizó en 1954, con un desarrollo cultural que hasta hoy no ha sido cuantificado en términos de beneficios y perjuicios y que pronto llevó a otras naciones, las africanas por ejemplo, a emular sus ímpetus de país libre, hoy, en proceso de consolidación.

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