10/02/2007

La foto del terror


Si hay algo que nos saca del sopor del trabajo o la familia, es el temor. Ese instinto tan viejo como la raza humana que nos impele a cometer actos que van más allá de nuestra propia racionalidad. El miedo, como el amor, es una de las pasiones más extrañas y que el arte nos ofrece una aproximación de la forma más sencilla que posee: asustándonos.
Banjong Pisanthanakun y Parkpoom Wongpoom son dos jóvenes tailandeses creadores de “Shutter”, una cinta del más puro terror asiático, lejos de los circuitos comerciales de este lado del continente. Hace tiempo que las grandes potencias han cedido terreno en cuanto al cine de terror y “Shutter” viene a confirmar esta premisa.
El destino se encarga de reunir a dos jóvenes en una relación que parece ser el preludio de una aventura de amor a prueba de balas. Sin embargo, después de un carrete, van conduciendo por la carretera en un automóvil para atropellar accidentalmente a una mujer ocasionando la fuga de los supuestos asesinos. Desde ese momento, comienzan a desencadenarse una serie de extraños acontecimientos que se relacionan con la aparición de unas manchas en las fotografías de él, que es fotógrafo, y sorpresivas apariciones a ella.
Hasta ahí, el consabido relato que desde hace tiempo el cine asiático viene convirtiendo ya en receta. Todo desencadena en un hecho concreto, se encuentra la solución, pero al final ocurre siempre un hecho que deja en entredicho la relación que existe entre el mundo terrenal y esa área que parece rondar a los que cruzan las puertas quejumbrosas de la muerte.
Lo curioso de estas realizaciones es que dejan entrever otras lecturas. Una: el juego que rompe con lo que creemos saber como realidad, algo parecido pasó con las facturas sicológicas que dejó Syamalan en “Sexto sentido”. Segundo: el sinsentido de vivir gobernados por las tecnologías. Esta vez es la fotografía la utilizada como medio para conectar a los vivos con los muertos. Tercero: la aparición de esos extraños personajes que en vida son considerados como parias de la sociedad y que al final terminan vengándose de quienes los humillaron.Otra curiosidad que atraviesa todas las realizaciones de terror asiático, es la dualidad entre campo y ciudad. En este caso, Jane y Tun deben salir de la metrópolis hacia un pueblo rupestre para encontrar sosiego espiritual. Con “Shutter”, hay terror de la mejor factura, porque permite mirar más allá, a través del lente de una cámara fotográfica.

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