8/16/2007

Rata de alcantarilla

Cumple con el recetario a que nos tiene acostumbrado Disney desde hace casi un siglo, y también responde a esas jugarretas de digitación de los laboratorios Pixar. Sin embargo, algo hay en “Ratatouille” que sorprende.
Es la historia de una rata que vive en las periferias de París, con ínfulas de cocinero. Para ello se hace valer de su buen olfato que, en medio de una familia acostumbrada sólo a saciar el hambre en los basurales del campo, lo dejan como centinela de cuanto quieren engullir para detectar si los alimentos están o no envenenados. Hasta que la abuela decide exterminarlas a punta de escopetazos.
Es allí cuando Pixar se luce con los efectos de la huida de la rata montada sobre un libro de cocina. Hasta que llega a la gran ciudad y conoce a un famélico limpiador que trabaja en el emblemático restorán de Custeau con ganas de convertirse en gran cocinero. Logra comunicarse con la rata. Sabe que es una experta en menesteres culinarios y deciden aliarse para crear los platos más sabrosos probados jamás en la capital parisina, sin que nadie sepa de la existencia del roedor.
En “Ratatouille” hay algo de “El Perfume” de Tom Tykwer, donde el mensaje es claro: confiar en los instintos más que en la razón, ubicando al sentido del olfato por encima de la visión. Disney vuelve a crear ese personaje simpático, simil de la conciencia que debutara con Pepe Grillo y que en esta ocasión, sobra. Además del personaje cruel que es el maitre del restorán y la eterna pareja de enamorados.
Para los más pequeños, y algunos grandotes también, recibirán los mensajes aleccionadores de no robar, que el esfuerzo compensa siempre un resultado gratificante, que el amor lo redime todo junto a otros motivos enaltecedores como la amistad, la verdad, el espíritu de superación y un llamado a prestar a la imagen menos importancia.
Algunos sentirán cierta repulsión al ver marchar a estas ratas de alcantarilla paseándose a sus anchas por la cocina. Por favor, deje en claro a los niños de esta fantasía antes que lo sorprenda con una mascota de este tipo. “Ratatouille”, con toda esa ingenuidad en que ya ni los niños creen, llega en momentos en que el desparpajo de “Los Simpons, la película” decepciona. Y, desde ese punto de vista, es mejor dejarse marear por las monsergas de una rata que debió en su vida pasada haber sido amiga fiel de San Martín de Porras.

1 comentario:

Edith Ibarra ღ dijo...

noo pa las ratas son lo pior para mi pero la pelicula esta padre se las recomiendo