3/13/2007

Cazar y correr

Una de las improntas del cine de Mel Gibson es hacer que sus realizaciones hablen con toda crudeza, utilizando lenguas vernáculas y rallando en el documental histórico. Ocurrió con “La pasión de Cristo” y vuelve a la carga con “Apocalypto”.
Con estos dos requisitos debemos atenernos a poner sangre fría en algunas escenas. “Apocalypto” relata con agudeza bibliográfica el ensañamiento de los reyes mayas al extraer el corazón de los esclavos. Por cierto, el idioma que acá se emplea es el yucatec maya, que en forma natural lo emplea hoy una reducida población de Guatemala.
La historia está dividida en tres partes. La primera es una introducción estilo “Érase una vez el hombre” para retratar una tribu de unos cincuenta indígenas que salen a cazar y en el camino se encuentran con los rostros afligidos de otra tribu que escapa hacia tierras más seguras. La segunda, se produce cuando esposas, abuelas, suegras e hijos son capturados por las huestes mayas a fin de venderlos y sacrificarlos en la ciudad de las pirámides de piedra.
Entonces nace el héroe, como Ulises, en la tercera parte después de escapar malherido de sus captores. Para muchos, lo extenso de la persecución parecerá un recurso fácil a fin de disuadir al espectador. Yo creo que, a diferencia de varias correrías donde los efectos sorpresivos son utilizados hasta el cansancio, acá hay un tratamiento que escapa de esa simplicidad donde se delimita uno de los motivos del film: la lucha constante del hombre con la naturaleza para superarse a si mismo. El personaje central, mientras escapa, se transforma lentamente en “Garra Jaguar” hasta adquirir la forma felina cubierto de barro; es así como decide enfrentar a sus perseguidores porque “soy Garra Jaguar, este es mi bosque y no tengo miedo”.
Sin embargo, el filme trasunta una lectura menos intimista que se condice con la visión roussoniana de ver todos los males del mundo en la sociedad, porque sólo escapando a estos sortilegios en aras de la abundancia y el desarrollo, el hombre volverá a ser puro. Un film circular, actual, americano, que comienza con este adagio: “Una civilización no es conquistada desde fuera hasta que se destruye ella misma desde dentro”. ¿Habrá querido decir algo más este actor y director de Estados Unidos?

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