7/16/2004

Un Cercano Mañana

Con más acierto que otros films de ciencia ficción que han tratado la invasión de extraterrestres o el choque de meteoritos con las aguas del Atlántico, El Día Después de Mañana, del alemán Roland Emmerich, se arma en base a datos reales.
Con una historia que no supera el testeo de calidad del buen cine, la trama comienza con el asombro de los científicos al descubrir que los hielos de los polos se derriten a una velocidad inusual, razones que llaman la atención del paleoclitomatólogo Jack Hall (Denis Quaid) quien se embarca en la titánica tarea de convencer a las autoridades de gobierno para evacuar la mitad del país hacia México, debido al enfriamiento global del casquete norte de la tierra en cuestión de horas y, asimismo, salvar a su hijo.
Aparecen aquí personajes que se muestran como héroes increíblemente decididos a enfrentar el clima extremo, exentos de debilidades morales. Basta recordar la ocasión en que los padres de Sam Hall (Jake Gyllenhaal) reciben la noticia de la desaparición de su hijo, con una actitud demasiado complaciente.
La gracia recae una vez más en los efectos especiales y el cameo embriagador del lento proceso de enfriamiento de la estatua de la libertad y la bandera norteamericana. Una metáfora que se reafirma con el perdonazo de la deuda externa de México si esta nación permite la oleada inmigratoria de sus vecinos del norte.
Los más contentos con la obra son las agrupaciones ecologistas como Global Exchange y Rainforest Action Network, quienes hicieron vista gorda de la calidad de la cinta para lanzarse en una campaña de sensibilización de los peligros que encierra el calentamiento global. Hoy se reafirman teorías lanzadas hace más de cien años por el Premio Nobel de Química 1903, el científico sueco Svante Arrhenius.
De hecho, hay datos de un informe el Pentágono que señala la veracidad científica del efecto invernadero por la emisión de CO2 a la atmósfera. Ello provocaría una serie de cambios climáticos en los próximos 50 años. Recordemos que las industrias petroleras son las principales responsables de la emisión de gases; razón de sobra para que naciones industrializadas como Australia y Estados Unidos nieguen ratificar el Protocolo de Kioto que las compromete a reducir los índices de seis gases en un 5,2 por ciento entre el 2008 y el 2012.Tal como señala poéticamente el film, todo comienza con el uso mal intencionado de la razón, al salvar de las llamas la Biblia de Gutemberg como el último vestigio de una etapa inútil del pensamiento y el comienzo de otra más amigable con el entorno. Basta que aparezcan películas que aborden el infierno de la sobrepoblación o la contaminación de la aguas para convencernos de la impotencia humana frente a su propio descontrol.

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