6/11/2007

Mirada Esperanzadora

Cada viaje reviste la ocasión para encontrarse con uno mismo. Lo decían las señoras de antaño, cuando enviaban a las hijas enamoradas de un pobre labrador para que refrescaran la mente en un largo periplo por Europa. Los “roads movie” instauraron este estilo en el cine que Theo Angelopoulos, el gran director griego, utilizó de forma particular en “La mirada de Ulises”.
Encontré esta joya de cine en el canal Vía X del cable. Ulises representa al viajante por excelencia, un dios que reniega de su estado celestial para convertirse en ser humano. De esta forma, el protagonista del film, un director de cine, deja Norteamérica para embarcarse en la titánica tarea de hallar tres bobinas de los desaparecidos hermanos Manakis, en Grecia. Tres cintas que son lo único que queda en sesenta años de registros del reino otomano.
Grecia, Albania, Bulgaria, Alemania y Yugoslavia serán los ejes de un itinerario que tendrán por objeto reconstruir con dolor un pasado que se desmorona a sus pies. Cuando Mikes, un amigo, quiere brindar “por un mundo que no cambió, a pesar de nuestros sueños”. Sin embargo, todo aún está por verse en este viaje interminable por el río Danubio, navegando junto a una imagen descomunal de Lenin, comprada por un millonario alemán. Ahí parece radicar la verdadera mirada de Ulises que observa desde la embarcación a un grupo de niños descalzos jugando en la ribera del río. La norma del mito impone siempre un regreso.
Magistral Hervey Keitel. Ya no es sólo la marcha agónica para dar con las cintas que reconstruyan en imágenes los vestigios de un imperio perdido, sino que para luchar también por una integridad sicológica debilitada ante los amores fugaces y los amigos que se cruzan en el camino despedazados por las balas.
Las imágenes oníricas son elocuentes para retratar una realidad que se puede esfumar en un abrir y cerrar de ojos. Todo está por verse en este film de fuertes tintes políticos y dramáticos. Ya no es sólo el viaje neblinoso de Lenin por el Danubio, sino que el paseo en medio de las brumas de Sarajevo que es el velo tupido que permite a los habitantes seguir haciendo comunidad.
Es el film de la esperanza y los soñadores inconformistas, con encuadres parecidos al de Raúl Ruiz. Ganadora a la mejor película en Cannes de 1995 y que a veces la televisión la presenta en funciones demasiado tarde y en tirajes que, esta vez, se extienden fácilmente por encima de las tres horas.

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