6/21/2007

Cuentas del pasado

Hay gente cansada de vivir que se sorprende y vuelve a inyectarse de energías en algún proyecto a futuro. Hay otros que, con el peso de los años, sienten nuevamente el vigor de la juventud recordando al pasado. Este es el caso de Peggy Sue.
Kathleen Turner hace el papel de una mujer a punto de divorciarse de quien fuera su marido desde la época en que estudiaban en una secundaria de Estados Unidos. Asiste a una de esas típicas reuniones escolares que reúne a ex estudiantes de generaciones pasadas. Entonces se encuentra con esos compañeros que escuchaban a los Platters y soñaban con hacer carrera en una emergente industria del rock. Parece que tanta nostalgia explotará en su cabeza, más aún cuando es elegida la reina de la noche, y se desmaya.
Despierta consciente de todo cuanto ha ocurrido, excepto por una cosa: está en la sala de enfermería del liceo de antaño, en compañía de sus ex compañeras en un día cualquiera cuando la rutina de los estudios obligaba a los adolescentes hacia la rebeldía y los ímpetus de soñar con un mundo mejor. Peggy Sue había regresado al pasado por causas extrañas a fin de quitarse las arrugas del alma.
Para varios, es el film de menor peso que ha hecho Francis Ford Coppola. Y es esta misma libertad de no querer encumbrarse como una obra maestra, lo que hace que “Peggy Sue got married” cobre vuelo por si sola y se inscriba en uno de los films más entrañables de los ’80.
Cómo olvidar la vez que Peggy se encuentra con su hermana para mimarla y besarla dejándola perpleja, pues ¿de dónde vino tanta dulzura? O la vez que suena el teléfono y corre a contestar un llamado de la abuela que, en tiempo real, había fallecido hace años; imposibilitada de seguir pegada auricular, Peggy corre sollozante hacia las escaleras. Como, asimismo, el valor placentero y sin miedos que da al acto sexual para salir con el muchacho más “freak” del liceo: un poeta rebelde que no dejaba de recitar a Shakespeare.
¿Qué haría usted si le dieran la posibilidad de volver al pasado consciente de todo cuanto ha vivido? La teoría de Einstein alentó a la industria del cine a volver sobre este tópico una y otra vez, pero ninguno como Peggy Sue. Un film que huele a cine independiente, de fácil comprensión y que retoma el sentido salvador que adquiere la familia (que es la columna vertebral del cine de Coppola) cuando llegamos a una edad en que todo lo logrado (fama, dinero y diversión) parece esfumarse entre las brumas del sinsentido.

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