5/06/2005

Voces del más allá

Jonathan (Michael Keaton) es un arquitecto que acaba de recibir la noticia que Anna, su esposa escritora (Chandra West), será madre por primera vez. Jonathan espera festejar esa noche con una botella de champaña y chocolates, pero las horas pasan y la futura madre no vuelve. Sólo al día siguiente le comunican que la mujer ha sufrido un accidente fatal cerca de un río.
Jonathan descubre al cabo de seis meses que existe un método para contactarse con Anna y otros seres del “más allá” al utilizar los EVP (Electronical Voice Phenomena) por medio de los cuales es posible recibir la imagen de los muertos en una pantalla de televisión o bien oír las voces de las almas registrándolas en una radiograbadora.
Sugerente tema a desarrollar de forma tan intensa como intrigante, pero que el director Geoffrey Sax sencillamente deja a la deriva del sinsentido valiéndose de los efectos sorpresivos, más preocupado de los saltos que darían los espectadores en sus butacas. Lo que desde un comienzo se perfilaba como un thriller sicológico interesante dio paso a una trama policial de corto aliento donde los enemigos se reducían a tres difusos espectros empeñados en “ganar almas” hacia el bando contrario.
Suerte de Ghost, Poltergeist y Sexto Sentido, el film no encuentra su cauce particular que devele o deje en entredicho la posibilidad siquiera que todo fuera falso. Si hasta el alma de Anna se da la libertad de aparecer fuera de la pantalla televisiva, en un haz de luz formado por la cortina de una llovizna. Sin conformarse con el contacto establecido con otras esferas de la realidad prodigándose amor eterno, Jonathan va cediendo a la tentación de convertirse en superhéroe al amparo de las premoniciones de hechos sangrientos que ve en la televisión y del susurro de su esposa que lo insta a seguir las pistas de las futuras víctimas.
Muchos cabos sin resolver y carente de un hilo conductor claro, el final se suma a esta serie de acontecimientos extraños con un escueto mensaje donde señala que “una de cada doce imágenes televisivas son violentas”. En ningún momento se dio a entender que la televisión era nociva en si misma, ni siquiera cuando el hijo de su primer matrimonio se halla en la habitación divirtiéndose con tal aparato. No hay indicios que permitieran llegar a esa conclusión.Sax no fue capaz de crear intersticios donde la imaginación desarrollara el tema por medio de un atisbo de duda, una vez acabada la película. “Voces del más allá” retoma la secuencia de una narración poco original como un relato burdo de conocidos amantes de series policíacas y de cuentos añejos de almas en pena.

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