12/06/2005

A la conquista del mundo

De los chilenos en el extranjero, dicen que la comunidad de Suecia es la más numerosa. Dicen, así como de entre ellos, los tocopillanos llevan la delantera. Quien iba a pensar que hace más de cien años eran los propios suecos quienes huían de su país en busca de mejores perspectivas económicas.
Eran tiempos de gran movimiento migratorio motivados por el crecimiento de las ciudades y una desvaloración del trabajo agrícola. Era el fin de la primacía de los terratenientes. En nuestro suelo José Donoso retrató en cada una de su obras lo mejor que pudo el declive de la aristocracia latifundista criolla. En Dinamarca, mientras tanto, a comienzos del siglo pasado un escritor danés –Martin Andersen Nexo- escribía una obra de similares características. En 1988 su coterráneo Bille August tomó parte de este libro para llevar a la gran pantalla su ópera prima titulada “Pelle, el Conquistador”.
Antes que aparecieran “El Imperio del Sol” y “Kolja”, August introdujo en el cine los avatares de un niño y su padre (brillante Max Von Sydow), tras dejar su patria de origen (Suecia) para trabajar en la granja Stone de Dinamarca, propiedad del libertino señor Kongstrup y su infeliz esposa, la señora Missus.
“Los sueldos son tan altos que los niños tienen tiempo hasta de jugar”, repetía Lasse Karison, el padre de Pelle quien no tarda en afrontar las vicisitudes de vivir en patria de otro idioma y costumbres. Pero de a poco el niño se va alimentando de otro sueño, el de su rebelde y soñador amigo Eric que espera llegar a la primavera para conquistar América. Mientras ello no ocurra, la retina del pequeño se va impregnando de las injusticias en el trabajo, de los amores prohibidos, de la impotencia de su padre avejentado por darle una mejor vida, por la muerte, el abuso y la amistad.
El film retoma uno de los sueños de Kurosawa, en donde un menor es desterrado de su aldea para enfrentar por si solo el vasto mundo. Aquí la historia se repite por decisión del niño dejando en los espectadores la sensación de alguien que prosigue los pasos de un padre que se muestra incapaz de seguir viajando. Pelle lleva además de los zapatos legados por su progenitor, los sueños abandonados por otros adultos en medio de la tundra inhóspita.
Todos los sentimientos y los castigos ejemplarizadores se conjugan para que Pelle adquiera las herramientas indispensables para encontrar un espacio donde vivir con dignidad. La trama está ambientada alrededor de 1920, pero se muestra con una indiscutible actualidad y vergüenza por volver a ver ese insuperable trauma social.

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