8/13/2005

Hablemos de Sexo

Bill Condon, particular apellido del director de Kinsey, fue el responsable de recrear una escena en que los alumnos de una cátedra de educación sexual veían en un telón los pasos que debían atravesar los órganos sexuales para alcanzar la plenitud de una relación. Los jóvenes se incomodaron en sus asientos, tal como debió haber pasado en nuestras salas o casas donde se vio esta película.
La sexualidad sigue convirtiéndose en nuestra sociedad en un tema de interés general, pues no hay programas en donde no despunte el tema ya sea hablado directamente o de manera subrepticia. Con Kinsey, el afamado investigador de los hábitos sexuales norteamericanos de mediados del siglo pasado, entrega ciertas luces de la inmensa brecha entre lo que pregona y encubre la sociedad y lo que realmente se hace.
La biografía de Albert Kinsey comienza con la preparación de los encuestadores del trabajo al que se abocó los últimos años de su vida con preguntas directas como ¿con qué frecuencia se masturba y a qué edad comenzó a hacerlo?, para argumentar mediante flash backs la aparición de un padre autoritario y religioso y un Kinsey, en los inicios de su matrimonio, bastante torpe en lo que a sexo se refiere.
Sin llegar a culminar su trabajo, por la renuencia de la Fundación Rockefeller a seguir financiando el proyecto, el film termina justo ahí donde la estadística y la ciencia no alcanzan a meter sus manos enguantadas de látex: si el amor es un factor determinante en una relación sexual. Quizás el caso más emblemático que aparece y que reafirma todas las intenciones del investigador, es la conversación que sostiene Kinsey con una mujer de unos 50 años quien asegura haber salvado su vida una vez que leyó las conclusiones del primer estudio.
Pero Kinsey no fue el único en ver la sexualidad de los seres humanos, despojada de sus vestimentas ético religiosas, cincuenta años antes Freud, en Viena, hizo lo suyo desde el sicoanálisis y mucho antes un Marques de Sade hizo de las suyas en una Italia bastante disipada en materias sexuales.
Hace un par de años los chilenos se rieron con el film Sexo con Amor, porque la única manera de tratar un tema que cauza tanto escozor en las esferas de poder de nuestra sociedad, es con el humor. Sin embargo, la televisión está incursionando en un tipo de periodismo de investigación que llevó a Chilevisión a emitir un programa que develaba las sorprendentes opiniones de sexo de los jóvenes de algunos liceos de Santiago. Pero aún falta mucho por sacar debajo de la alfombra.
Kinsey es un buen film que logra sus propósitos sin encumbrarse como una obra maestra. No es una cátedra de estilo, pero lleva de éste todo el contenido para explicar por medio de la vida de un científico, los horrores que no son tanto si se llevan a una tabla de estadísticas y una acertada explicación de cómo ser más felices.

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