3/18/2005

Un patio de rosas

Un ejemplo de belleza desprovista de artificios sin perder por ello su aura casi sobrenatural aparecía en un comercial de los ochenta donde una ninfa deambulaba por el bosque para terminar en un descampado bebiendo un conocido yogurt. Podría ser que “María llenas eres de gracia” repitiera aquella impresión angelical en estos días previos a la Semana Santa.
Dejando de lado las vestimentas etéreas de la Grecia clásica, los bluyines y las joyas de fantasía componen la ornamenta sencilla de María, una joven de 17 años poseedora de la hermosura seria que deja la resignación a la miseria sabiendo que la situación puede ser otra en un pueblo mexicano que subsiste con la plantación de rosas y el trabajo infrahumano a que son sometidas las lugareñas en una maquila de exportación.
Allí trabaja María con todo un porvenir que vislumbra en el horizonte desde el techo de una vivienda. Para ello cuenta sólo con el orgullo, la joya que guarda toda mujer pobre. Con un retrato bastante bajo para el macho latino (María sustenta un hogar de tres mujeres y es embarazada por alguien que no la ama) la cinta se sustenta en la fuerza interpretativa de la joven sin mediar el sexo para sobrevivir. Tanto argumento fatalista daría para un melodrama tantas veces visto en las telenovelas sudamericanas, si no fuera por la actuación de Catalina Sandino y el tratamiento descarnado al tráfico de drogas de las “mulas”.
Esta obra cuasi periodística recrea el mundo de las mujeres rebajadas a la categoría de animal para burlar los sofisticados métodos de detección de drogas en las fronteras de Estados Unidos. Es la vida degradada al máximo con tal de salvar las cápsulas de látex contenedores del mortal alucinógeno y que engullen las humildes mujeres mexicanas. Y en medio de todo eso, la vida que renace en el vientre de María y el futuro que se abre ante ella sobre la losa fría del desarraigo.
Escasea la solidaridad en el latinoamericano incapaz de hablar su lengua materna para ayudar a la forastera en una gasolinera. Por ello cuesta creer que los narcotraficantes, después de actuar con extrema violencia con Lucy, una de las mulas que retrata uno de los episodios más apremiantes del viaje hacia la ‘tierra de las oportunidades’, se comporten ante María y su amiga con tanta indulgencia.Así como un mismo invento aflora desde puntos distantes, esta obra refuerza la novela 2666 que nos legó Roberto Bolaño y que relata el asesinato de varias mujeres en Ciudad Juárez. Envueltos en el enajenamiento del lucro fácil, vale la pena ver este film realista y violento que solidariza con la esperanza de un mañana más justo.

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